El volcán ubicado en la isla de La Palma del archipiélago canario entró en erupción el pasado domingo 19 de septiembre, obligando a miles de habitantes a abandonar sus viviendas, negocios, así como la mayoría de sus pertenencias, siendo los municipios de Los Llanos de Aridane y El Paso los más afectados.
Además de la amenaza de la lava, la peligrosidad de la situación va más allá. ¿Por qué? Debido a las ingentes toneladas de cenizas y dióxido de azufre que envuelven todo el territorio. Por si fuera poco, al alcanzar el mar, se están generando nubes de gas tóxico y ácido que, debido a las corrientes de aire, se propagan a una zona mucho mayor.
La catástrofe está propiciando una oleada de solidaridad hacia las personas afectadas. Por parte de las zonas no afectadas de la propia isla de La Palma, el resto de las islas del archipiélago e incluso desde la península ibérica.
Miles de voluntarios se están volcando a brindar su apoyo a los cuerpos de seguridad, rescate y emergencias para asistir a las víctimas del volcán; ofreciéndoles comida, ropa, cobijo, juguetes, partidas de búsqueda y salvamento y, sobre todo, apoyo psicosocial.
El chef José Andrés movilizó sobre el terreno a su equipo de Recursos Humanos: ONG World Central Kitchen, para distribuir entre 1000 y 1200 menús de comida diarios entre las víctimas, personas voluntarias y las fuerzas y cuerpos de seguridad y emergencias.
Por parte del Gobierno de España, la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha garantizado que se tomarán medidas para proteger el tejido empresarial de La Palma y sus respectivos trabajadores/as. Asimismo, la ministra de Defensa, Margarita Robles, asegura que la UME (Unidad Militar de Emergencias) prestará sus servicios en la isla de La Palma contando con los Recursos Humanos y materiales necesarios, el tiempo que sea necesario.
Gracias a toda esta gente, sus acciones y las medidas aplicadas, pese a la dureza de la situación, muchas de las personas afectadas han podido mantener la esperanza.
Francisco Comas – Consultor Junior